Los alimentos transgénicos son aquellos derivados de organismos cuya información genética ha sido modificada artificialmente.

La ingeniería genética se aplica en especies vegetales o animales para mejorar una variedad, haciéndola más resistente, optimizando su composición nutricional y cualidades sensoriales o, bien, induciendo sus propiedades para facilitar su manipulación.

Aun cuando son motivo de polémica a causa de los riesgos que podrían traer para la salud, los cultivos transgénicos -como soya, algodón, maíz y arroz- y sus subproductos -aceites-, han aumentado significativamente durante la última década, en respuesta a la creciente demanda mundial.

Lo cierto es que ningún estudio sistemático ha reportado efectos adversos sobre el organismo, por lo que hay relativo consenso acerca de su seguridad toxicológica y alergénica. No obstante, la Unión Europea y Japón han normado su control y etiquetado,